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PORTFOLIO: DEBORAH FEINGOLD


NOVIEMBRE 1983 – New York; USA

Luego de graduarse del “Emerson College” a principios de los setentas, Deborah Feinglod comenzó a enseñar fotografía para los más jóvenes en un reformatorio de Boston, reafirmando su ceencia en el poder de la cámara como una herramienta de expresión y comunicación y de esta manera sentando las bases de una larga carrera fotografiando a nombres prominentes en Estados Unidos. Feingold se mudó a New York en 1976 donde su relación con un músico de jazz la llevó a adoptar una aire de improvisación en su fotografía y a obtener su primer gran trabajo: fotografiar al ícono del jazz Chet Baker para la disquera Artist House. Su trabajo con Baker y con otros artistas de la compañía llamaron la atención de la revista “Musician” quien la contrata inmediatamente para trabajar como pasante de la sección de música.

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Convirtiendo su pequeño departamento en estudio de fotografía (su baño servía de sala de revelado) y lanzándose a las impredecibles calles de New York, Feingold capturó inolvidables imágenes de algunos de los nombres más legendarios del mundo de la música desde BB King, James Brown, Bono, Madonna, REM o Pharrell La increíble habilidad de Feingold de poner casi inmediatamente a sus artistas en una atmosfera de intimidad y honestidad se convirtió en su marca registrada. A lo largo de su carrera sus fotografías aparecieron en publicaciones como «Rolling Stones», «Newsweek», «Time» o «The New York Time», además de infinidad de discos y libros. Los retratos de su catálogo es una colección de íconos culturales, sociales, políticos, y del espectáculo.


«No había ni estilista de cabello, ni maquilladores, ni vestuario. Solo éramos dos mujeres de trabajo. No tuve que convencerla de nada. Ella y yo trabajamos todo el tiempo. Le di a ella lo que necesitaba, ella me dio lo que yo necesitaba y luego se levantó y se fue. Nunca volví a verla otra vez» (Deborah Feingold)


Para 1983, Madonna ya era una cantante reconocida, nadie sabía en lo que se convertiría después pero su actitud desenfada y determinación demostraban que esta joven cantante pop tenía algo que la hacía salir por sobre el resto. Deborah quiso trabajar con la joven y así relata su historia en una entrevista para la revista «Billboard»: «Yo vivía en un apartamento de una habitación en el West Village y tenía un recipiente con goma de mascar y unos chupetines. No hablamos prácticamente salvo una ‘ponte así, ahora de esta forma’. No había ni estilista de cabello, ni maquilladores, ni vestuario. Solo éramos dos mujeres de trabajo. No tuve que convencerla de nada. Ella y yo trabajamos todo el tiempo. Le di a ella lo que necesitaba, ella me dio lo que yo necesitaba y luego se levantó y se fue. Nunca volví a verla otra vez. Yo quería fotografiarla y ‘Musician’ (la revista) no lo estaba cubriendo , así que llamé a David Keats en aquel entonces quien era el editor de ‘Star Hits’ y le dije: ‘¡David de verdad quiero fotografiarla!! Y la reacción de el fue ‘OK’, así era como se arreglaba todo en aquellos días. ¿Te imaginas? ¡Oh, David quiero fotografiarla! Yo había hecho otros trabajos para Warner Bros, entonces sabía que no iba a ser algo imposible de alcanzar”.

En la entrevista con «Boston Globe» se le preguntó por qué las tomas que hizo con Madonna marcaron un punto y aparte, a lo cual Feingold comentó: «No tengo explicación para eso. Solo fue una sesión que duró veinte minutos en mi departamento que era tan pequeño que todo los muebles estaban amontonados, incluyendo la cama, la mesa y las sillas. Yo ya estaba preparada. Tenía un asistente. Ella vino con Liz Rosenberg, quien era su agente de publicidad. Su maquillaje ya estaba listo. Yo tenía un recipiente con chupetines y goma de mascar. Todo era muy simple. Utilicé cuatro rollos fotográficos y en cada toma ella se cambiaba. Era como una danza y yo una buena seguidora. Yo tenía la habilidad pero ella lo manejaba. Veinte minutos después, sabíamos que había finalizado y ella se fue. Ella era una mujer de trabajo y yo estaba allá para trabajar y eso es lo que se vio.»

Cuando se le preguntó por qué creía que la foto de Madonna se volvió una de las más icónicas, Feingold contestó: «No lo se por qué terminó teniendo ese impacto. ¿Fue porque era de principiante? ¿Era la Madonna que todos querían ver antes de volverse famosa? Es tan interesante para mi como lo es para cualquier otra persona.»


«Era como una danza y yo una buena seguidora. Yo tenía la habilidad pero ella lo manejaba. Veinte minutos después, sabíamos que había finalizado y ella se fue. Ella era una mujer de trabajo y yo estaba allá para trabajar y eso es lo que se vio.» (Deborah Feingold)



En diciembre de 1984 se publica la revista «The Quiet Storm» de origen inglés, incluyendo en su portada una fotografía de Feingold. Las fotos también aparecieron en la portada de la revista «Record». En 1985, otra fotografía de Feingold de la sesión del «chupetín» fue utilizada para ilustrar la tapa del libro «Lucky Star» de Michael McKenzie, el primer libro de la historia de la carrera de Madonna.


FEINGOLD: EXHIBICIÓN Y LIBRO

El 30 de septiembre del 2014, la editorial «Damiani», realiza la primera antología de retratos de la fotógrafa Deborah Feingold, titulado “Music”. El libro recorre casi cuatro décadas de trabajo e incluye más de 75 retratos de superestrellas como Madonna, Prince, Mick Jagger, Phillip Glass, Chet Baker James Browns, Alicia Keys, Pharrell Williams entre otros. Simultáneamente se realizó la primera exhibición de Feingold mostrando las fotografías que aparecen en el libro, el 1 de octubre de 2014 en la galería Mr. «Musichead» en Los Angeles. Mientras que una exhibición dedicada exclusivamente a las fotografías de Madonna, titulada “Madonna New York 1980” se realizó en la galería Ono Arte Contemporanea en Bologna en Italia desde el 18 de septiembre al 31 de octubre de 2014.

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