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INFORMES: «‘EROTICA’ Y ‘SEX’ DE MADONNA: PORQUE UNA OBRA MAESTRA MUSICAL Y UN LIBRO DESAFIANTE TODAVÍA IMPORTAN»


COMO LOS PROYECTOS DEL ICONO DE 1992 (SU PROPIO «LEMONADE») GOLPEÓ A LA HOMOFOBIA, LA HISTERIA FEMENINA Y DEL SIDA, EL DESEO QUEER Y MARCÓ LAS BASES DEL POP MODERNO.
"ROLLING STONE"
por Barry Walters
19 OCT 2017


En 1990, Madonna era astronómicamente popular tanto como desafiante de límites y sin cuidados ni disculpas como una artista de performances bacanálicas podría ser. Arrastrado desde las salas de baile drag del Harlem, «Vogue» fue número uno a nivel mundial. El tour que lo mostró, «Blond Ambition», mezclaba espectáculo con comentario social tan agudamente que reinventó los conciertos pop y lo gritó en el impactante documental «Truth or Dare». Y ese año, «The Immaculate Collection», su primer grandes éxitos, eventualmente se posicionaría entre los discos más vendidos de todos los tiempos, a pesar de que MTV prohibiera su video cinematográficamente exquisito y disruptivo de géneros, «Justify My Love».

Algunos odiaron a esta bailarina entrenada en la danza clásica/DIY provocadora, una mega estrella que observó a Prince y Michael Jackson desde sus éxito de 1984 «Like a Virgin», con un veneno reservado solo para mujeres exitosas que forjaran su propio camino. Pero para su vasta audiencia, ella no era nada menos que liberadora con una línea ininterrumpida que definió al pop durante una década. Lo que algunos consideraron violación al buen gusto, la hicieron a ella más dominante, y aún más, la manera con la que ella jugó con los intocables conductores de talk shows como David Letterman tuvo más de rock and roll, que las propias estrellas de rock.

Casi todo cambió dos años después con «Erotica» y «Sex». Lanzados respectivamente el 20 y 21 de Octubre de 1992, las primeras frutas de su compañía multimedia Maverick no fueron precisamente fracasos; su quinto álbum de estudio «Erotica» alcanzó los 6 millones de ventas alrededor del mundo y entregó varios hits, mientras que «Sex», un elaborado libro de coffee-table creado junto al fotógrafo de modas Steven Meisel y a Fabien Baron de «Harper’s Bazaar», vendieron sus limitadas 1,5 millones de copias en tan solo pocos días, un éxito sin precedentes para un libro de fotografías de 50 dólares, con anillado y tapas de metal y cubierto en un plástico de metalizado para evocar a un preservativo. Sigue siendo una de las publicaciones fuera de catálogo más buscadas a la fecha.

Pero ambos, el disco y el libro, a pesar de algunas críticas positivas, inspiraron un rechazo general. «No hay nada erótico sobre esto, a menos que uno encuentre sexy la idea de una máscara muerta cantando» eso fue lo que «Entertainment Weekly» dijo sobre la rendición de «Fever» del disco «Erotica», aunque resumiría la mayoría de las opiniones sobre el disco. Otros apreciaron la presentación directa de «Sex» de la sexualidad LGBTQ y menos del S&M. «Claro que a muchos de nosotros nos atrae el sexo opuesto; algunos incluso creemos que es posible tener buen sexo sin látigos, ni tríos ni mascotas domésticas» reaccionó alguna charlatana machista reaccionaria, aunque mujer, crítica de cine del «The New York Times».

¿Porqué los proyectos de Madonna que intentaron abrir las mentes cerraron a tantas?

Mientras su estrellato crecía en los ochentas y a principios de los noventas, el SIDA controlaba la escena que ayudó a nacer a Madonna. Tomando la música y los toques de moda de la rebeldía punk del bajo Manhattan y el hedonismo disco del centro de la ciudad, la Madonna de la pre-fama era un accesorio de la bohemia underground retratada por el fotógrafo Nan Goldon en su autobiografía «The Ballad of Sexual Dependency», una sutil influencia para «Sex», junto con la severa estilización de Helmut Newton, Guy Bourdin y Robert Mapplethorpe. Para 1992, el SIDA reclamaba la vida de Goldin, al mismo Mapplethorpe, a muchos de la escena del arte (incluido el amigo de Madonna Keith Haring) y una gran cantidad de la audiencia de Madonna. También mató y mataría a sus cohortes, incluyendo el bailarín del «Blond Ambition Tour», Gabriel Trupin. Así como el racismo y el movimiento «Black Live Matters» formaron el «Lemonade» de Beyoncé; el SIDA y ACT UP (la coalición SIDA y Unleash Power, con sus acción directa sobre la educación de ciertos grupos con el lema «silencio=muerte») nos dieron a «Erotica» y «Sex».

Madonna como Dita en «Erotica»

Madonna nos adelantó ambos trabajos con el single principal y video de «Erotica» el cual atrevidamente continuaba en donde «Justify My Love» había quedado, siendo narrado por la amante Dita, su alter ego dominatrix de «Sex». «Entrégate y haz lo que digo» gruñe entre ritmos arenosos que combinan el estrépito del New Jack Swing del R&B con los densos bajos de la música house, «entrégate y déjame hacerlo a mi manera». Pero a pesar de todo lo que sigue en el disco, la mujer detrás de la zorra no obtiene siempre lo que desea: sus relaciones se quiebran mientras ella despierta de los hechizos de amantes engañosos («Bye Bye Baby», «Waiting», «Words»). El alcohol, el tabaco y el sexo con desconocidos no pueden mitigar el dolor («Bad Girl») y encima su amiga se roba a su hombre («Thief of Hearts»). Mientras tanto, los amigos mueren («In This Life») y los conocidos batallan («Why’s it so Hard»). «No soy feliz de esta manera» canta en «Bad Girl». La sensualidad fue solo una parte de la escena, «Erotica» es un álbum conceptual sobre el amor y la intimidad en bajo la sombra de la plaga.

En fragmentos de su diario de estudio, el co-productor y compositor de «Erotica», Shep Pettibone, (un capacitado remixer que ayudó a evolucionar a los ritmos de los ochentas desde la música disco al house) guardó las respuestas de la cantante sobre el disco con mezclas resbalosas. «Lo odio» dijo ella, «si hubiera querido que el disco sonara así, hubiera trabajado con (el previo colaborador) Patrick Leonard en L.A». En cambio, Madonna pedía crudeza «como si hubiera sido grabado en un callejón de la calle 123 en Harlem». Y así, el colaborador de «Vogue», revirtió al ritmo intenso e inmediato de sus remixes, trabajando hasta último momento en el disco hasta que retumbó, golpeó y chisporroteó como sus crecientemente populares mezclas: la versión de Pettibone de «Express Yourself» es la que se oye en el video. En lugar de componer un disco dirigido a las radios y más tarde reformado para los clubs, Pettibone junto a Madonna y André Betts (un nuevo integrante que había co-producido «Justify My Love» con Lenny Kravitz) hicieron que «Erotica» se asemejara a una colección privada de 12″ singles para una fiesta. Incluso baladas como «Bad Girl» tomaron arreglos de la música bailable, en esta caso una oscura inclinación en el piano hacia los poderosos ritmos house.

A diferencia de «Erotica» que contrasta climas y tiempos pero mantiene una profunda continuidad, «Sex» es variado en contenido y estilo. Algunas fotos son directas, como una de las primeras en donde Madonna retoza con dos lesbianas skinheads cubiertas de piercings y tatuajes. La autenticidad de sus compañeras acentúan la fastuosidad de su maquillaje y su impecable ropa fetiche, que convierte a Madonna más en una turista. No hay nada menos sexy que eso. Otras fotos están abiertas a interpretación: una muestra a cuatro figuras masculinas paradas en un baño mientras Madonna realiza una preparada pose. El choque de la iconografía y el grano de la imagen nos hace mirar dos veces para notar que uno tiene la mano en el trasero del otro y que aún más, si miramos bien, los dos hombres aparentemente son, en realidad, mujeres; probablemente las mismas la foto de antes. Aquí parece que Madonna ha visitado este sucio baño de hombres y la insinuación de una doble exposición esta su mente. No está sola: cuando los fanáticos obedecen a traspasar los géneros en baños públicos, esto es lo que se imaginan. Negaría la belleza de la composición de la foto, pero hay mucha, contrastada y remarcada por el desaseo. Claramente ella intenta instigar más del derecho real de esa era: una de las fotos más realistas la muestra en un gimnasio debajo de un aro de basketball con libros tirados a su alrededor y su uniforme escolar roto. Un hombre se halla entre sus piernas mientras que la mano de otro se prepara para explorar su vagina desnuda. Hay más que una sugerencia de lucha: solo su tensa sonrisa demuestra consentimiento.

Escrito por Madonna, el texto también varía en tono. A veces ella actúa en escenarios que evitaría en su vida real. Otras veces, claramente, estaba hablando ella misma, aún con la aclaración «nada en este libro es verdad», lo cual para seguir con su lógica, podría ser mentira. Así que cuando escribe: «las mujeres que hacen porno quieren hacerlo, nadie está sosteniendo una pistola en sus cabezas» las críticas sacrificaron a la artista. Dado que Madonna posó desnuda en 1978 cuando no tenía dinero y no pudo evitar que Penthouse y Playboy publicara esas fotos en 1985, este argumento suena atípicamente ingenuo. Debido a que «Sex» y «Erotica» lanzaron Maverick y su re negociado contrato de 60 millones de dólares con Time Warner, las especulaciones sobre las ganancias de la chica material fueron llevadas a análisis críticos. Pero la intención de Madonna jamás había sido fama y dinero. Como su obra de caridad y donaciones han sido muchas por décadas, ella también desea hacer del mundo un lugar mejor: ella acaba de abrir un hospital pediátrico en Malawi. En aquel tiempo, entonces, ella enseñaba sexo softcore.

«Creo que el problema es que todo el mundo está demasiado rígido con el sexo y lo convierten en algo malo cuando no lo es. Y si la gente pudiera hablar de ello más libremente, podríamos lograr que más gente practicara el sexo seguro» dijo a Vanity Fair en ese entonces. «No podemos dejar que la gente abuse sexualmente de otra, están tan atados con respecto a lo que dicen y desean y a lo que realmente sienten». Quizá eso es un poco simplista pero es genuinamente humanitario. En un momento donde los medios caracterizaba al sexo como algo peligroso, Madonna trato de ilustrar que puede ser seguro y estimulante, particularmente si abrimos nuestras mentes, liberamos nuestros cuerpos e intentamos algo más allá de lo convencional. Hoy en día, S&M y la imaginería explícita LGBTQ no está más que a unos clicks de distancia, pero el internet estaba en su infancia en 1992. Fotos de actividad sexual eran exclusivas de librerías especializadas hasta que Robert Mapplethorpe llevara su obra retrospectiva «The Perfect Moment» que mostraba S&M y sexualidad gay interracial a los muros de los museos. La controversia resultante, exaltada por el senador de Carolina del Norte, Jesse Helms, y su intento de prevenir al Arte Nacional de esa «obsenidad», llevó al público a un debate moral. En consecuencia, «Sex» nunca fue entonces sobre fotografías bonitas.

Veinticinco años luego de su publicación, es fácil reconocer entre las debilidades y fortalezas de «Sex». La secuencia con el rapero Vanilla Ice, por entonces novio de Madonna, siempre fueron de mal gusto y la parte en la que ella está en el medio del cantante de hip-hop Big Daddy Kane y la supermodelo Naomi Campbell se nota más artificial que nunca. La actriz Isabella Rossellini quien aparece con un traje de hombre acariciando a Madonna y a sus amigas con una falta de intimidad emocional en esas fotos, completó las mayores limitaciones del libro cuando dijo a «The Huffington Post» en 2014: «Madonna era casi demasiado hermosa, demasiado perfecta…para tener esa vulnerabilidad o esa sensación de impacto que un cuerpo normal, regular, no tan entrenado profesionalmente puede ofrecer». Sin importar la cantidad de personajes que el icono intentara como Cindy Sherman, Madonna es Madonna y cuando se quita la ropa, tal vez lo es más.

Madonna en la fiesta del lanzamiento de «Sex»

Reconozco sus intenciones. Madonna y yo somos de la misma generación y antes que ella fuera una estrella, salíamos de fiesta a los mismos clubs en New York como «Danceteria», donde comenzó su carrera. Perdí a mi padre por el cáncer cuando era chico tal como ella perdió a su madre a la edad de cinco años y yo sé muy bien como el duelo reactiva esa de privación original, como cuando mi primer novio murió de SIDA hace 30 años. Después de eso vinieron compañeros, mentores y amigos hasta mediados de los noventas cuando la combinación de medicinas antivirales bajaron y finalmente detuvieron la progresión del HIV en tantos pacientes que siguieron las indicaciones médicas casi a un ritmo militar. Pero hasta ese momento, su vivías en una gran ciudad y eras gay o usabas drogas intravenosas, eras trabajador sexual o intimabas con ellos, eras una especie en extinción. No había cura y los gobiernos eran indiferentes. Romper el silencio fue esencial para nuestra salud y supervivencia. Así que cuando Madonna mostró su trabajo con «Sex» y «Erotica», la gente LGBTQ supo que no estaba especulando: ella estaba tratando de salvar nuestras vidas politizando su enojo. La frustración de «Erotica» que la crítica lamentó, nosotros aplaudimos porque era nuestra. Seguro, ella nos robó algo de nuestro ser fabuloso pero nos dio mucho más a cambio.

En consecuencia, «Erotica» también está lleno de amor. El corte más raro y divertido del disco, «Where Life Begins» celebra el sexo cunnilingus con un gracioso juego de palabras pero también con dulzura y calidez, cantando sobre los ritmos de hip-hop de André Betts, ella le dice al oyente: «ve abajo donde no puedo esconderme» como sugiriendo que su femineidad es esta camaleónica verdad. El track más bailable del disco, el hit «Deeper and Deeper» revela un rendimiento romántico. Pero la gente LGBTQ lo interpreta como algo más específico que abraza la atracción hacia el mismo sexo. «Este sentimiento adentro que no puedo explicar / pero mi amor está vivo y nunca más voy a volver a esconderlo» Madonna cierra en los versos finales, golpeando esa declaración más fuerte que cualquier otra cosa en su catálogo. Montado en un club pansexual como lo era «Dancetería», su video rinde tributo a Andy Warhol, aquí representado por el actor Udo Kier, un graduado de Warhol quien también participó de «Sex». Pero también tiene un guiño al primer mentor de Madonna, Christopher Flynn, quien introdujo a aquella alumna ejemplar y porrista a las discos gays de Detroit.

«Siempre me sentí como un fenómeno cuando crecía y que había algo malo en mi porque no me encontraba en ningún lado» dijo a Gus Van Zant, director de «Interview» en 2010, «pero cuando él me llevó a ese club, me llevó a un lugar donde finalmente me sentí en casa». Su elegíaca «In This Life» ofrece gratitud a Flynn y a su compañero de cuarto Martin Burgoyne mientras se sucedía lo del SIDA. «Él tenía solo 23 y se fue antes de que sea su tiempo» canta de Borgoyne; «Él era como un padre para mí, me enseñó a respetarme a mi misma» canta sobre Flynn. Como en «This Used to Be My Playground», la parecida y exitosa canción de «A League of Their Own» lanzada cuatro meses antes que «Erotica» pero compuesta y grababa en la mitad del disco, este lamento revela a la niña herida escondida detrás de su trabajo arduo. Su fragilidad hace que su canto sea más fuerte. Esta sinceridad se derrama sobre «Rain», el impresionante single que revivió las ventas ocho meses después del lanzamiento del disco y con el tema final «Secret Garden», Madonna pondera su esencia femenina como un escondido paraíso de placer, un Jardín del Edén y revela inseguridades ordinariamente escondidas, esperando que florezcan en capullos de auto-conocimiento: «me pregunto si alguna vez sabré, dónde está mi lugar, cómo es mi rostro, sé que está aquí en algún lado» susurra sobre una saturada línea de bajo, un ritmo vibrante y una fresco piano de jazz que merodea junto a sus pensamientos. Cuando canta en el estribillo, ella no es la dueña de sus éxitos sino un dolido y afectado espíritu libre esperando por «un lugar en donde poder nacer» como si de verdad, Madonna todavía no hubiera venido.

«Sex» el día de su puesta a la venta

Un cuarto de siglo después de «Sex» y «Erotica», la imagen principal de esta era de la super estrella es la foto de su cuerpo completamente desnudo con su peinado y maquillaje como una actriz de los años cincuentas, un cigarrillo en su boca y en sus pies un par de stilettos, haciendo dedo en una bucólica calle de Florida. Su femineidad desnuda está casi perfectamente esculpida aunque ella exuda la seguridad de un ejecutivo de saco y corbata. Es la imagen más trasngresora del libro porque representa la auto-objetivización por la propia mujer, llamando a las miradas en lugar de seguirlas, compartiendo su sueño amoroso con la energía que usualmente se reserva para los hombres blancos heterosexuales. No hay sumisión, en cambio, sus contrincantes carnales los líderes políticos y religiosos predican la abstinencia como la única respuesta civilizada a un viros que se desparrama en todo el mundo y se lleva millones de vidas. Mientras que Madonna se pone ella misma en el lugar de Hugh Hefner y de la conejita de Playboy.

Esta confianza confundió tanto a hombres como mujeres. «Divido mi carrera en el antes y el después del libro ‘Sex'» dijo a «Spin» cuatro años después, «‘Sex’ fue mi fantasía y yo hice dinero de eso y eso está mal visto». Su bravura se demoró en «Body of Evidence» un thriller cargado de BDSM y en la producción de Maveick, que se editó directamente en video, «Dangerous Game». Ambos proyectos fueron muy planificados, como así también lo fue su presentación en el programa «Late Show» de 1994 en donde le pidió a David Letterman que oliera su ropa interior, fumó cigarros y dijo la palabra «fuck» 14 veces. En medio, ella montó su show centrado en «Erotica», «Girlie Show World Tour» que superó la exuberancia temeraria del «Blond Ambition» pero solo se presentó en tres ciudades de Estados Unidos. El sonido y la imagen de Madonna se suavizó sustancialmente con «Evita», la maternidad y las anhelantes serenatas como «Take a Bow» (su número uno más duradero) antes de que ella recuperara su audacia a través de su disco espiritual «Ray of Light» de 1998 y el experimental «Music» del 2000. Y aunque algunos de sus subsiguientes salidas han seguido tendencias en lugar de crearlas, ella todavía revalida los shows en vivo poniendo su cuerpo en primer plano como la principal obra de arte. Eso era atrevido en su período de «Erotica» / «Sex». Hacer eso hoy, como una mujer de 59 años, hace de Madonna alguien aún mucho más radical. Miren su feroz discurso de aceptación el pasado diciembre en los «Billboard’s Women in Music» nada más lejos que perder el eje: «me llamaron puta y bruja» recordó de esa época. «Un titular me comparó con Satán. Y dije: ‘esperen un minuto, ¿no es Prince quien anda correando con medias de red y tacos altos y labios pintados con sus trasero al aire?’ Sí, es él. Pero él era un hombre. Esa fue la primera vez que verdaderamente comprendí que las mujeres no tenemos la misma libertad que los hombres…Me sentí como la mujer más odiada del mundo».

Hoy, el deseo melancólico de «Erotica» está sobre todo pop sustancial desde Lana Del Rey y Father John Misty a Frank Ocean y Beyoncé y sus sucios ritmos house animaron los charts de divas como Katy Perry con «Swish Swish» hasta raperos underground como Zebra Katz con «Ima Read». No olvidemos que fueron Grace Jones y Debra Harry que hicieron posible a Madonna. Pero hay una línea más directa aún entre la distinta y enfática sensualidad femenina de Madonna, particularmente en esta fase incendiaria, y lo que siguió luego con Britney Spears, Christina Aguilera, Pink, Lady Gaga, Nicki Minaj, Ariana Grande, Tove Lo y ahora Cardi B. Sin Madonna, el pop moderno tal como lo conocemos hubiera sido inimaginable. Mientras tanto, las provocaciones de «Sex» han dado lugar a la propaganda que era en realidad el punto principal (la campaña de 1995 para Calvin Klein de Meisel evocaba a la pornografía adolescente tan descaradamente que el Departamento de Justicia se involucró y la marca tuvo que retirar los anuncios). Sin embargo, la música y el arte popular no están más definidas por una perspectiva del hombre blanco. Casi todo está más sexualizado y eso no es completamente positivo, pero los artistas macho alfa y las sumisas mujeres musas no dominan más la escena como lo hicieron por siglos. Finalmente hemos llegado a un punto en donde la cultura popular ofrece más puntos de vista y más voces, es por eso que el fascismo tiene la intención de suprimirla. Las grandes contribuciones de «Sex» y «Erotica» permanecen abrazando a los otros, que son en este caso, los raros, los negros, las feministas de la tercera ola, los exhibicionistas y pícaros. Madonna tomó lo que estaba marginalizado en lo peor de la epidemia del SIDA y lo ubicó en un contexto de emancipación y lo colocó en primer plano para que todos lo veamos y oyéramos. >>

Traducción: the M magazine team

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