El 10 de diciembre de 1991, Madonna fue honrada con el “Premio Coraje” en nombre de la Fundación Americana para la Investigación del SIDA (AmFAR) ya que fue considerada como una de las celebridades activistas más importantes para la lucha contra la enfermedad de los últimos años. El evento se llevó a cabo hotel Regent Beverly Wilshire, en Beverly Hills, California, al que concurrieron 850 invitados, entre personalidades del deporte, la música y el cine. Los artistas intérpretes incluyeron a Patti Austin, k.d. Lang, Barry Manilow, Michael McDonald, David Pack y Rosie O’Donnell, que hicieron una graciosísima sátira de «Vogue» de Madonna.
Madonna asisitó acompañada de su hermano Christopher Ciccone, Alek Keshishian, el productor Bobby Woods y Sandra Bernhard. El actor Luke Perry fue el encargado de entregar el premio a Madonna y comenzó diciendo: “se llama el Premio al Coraje, lo que tiene mucho sentido porque Madonna es una de las personas más valientes que he conocido”. Para jugar un poco con los rumores de romance que circulaban entre ambos, cuando Madonna subió al escenario, dio a Perry un fuerte besos en los labios. Elizabeth Taylor, otra activista importante y figura central en la AmFAR, no pudo asistir por enfermedad pero grabó un audio reconociendo y agradeciendo la labor de Madonna. Además se realizó una subasta de joyas entre los participantes para recaudar fondos obteniéndose como resultado más de U$S 750,000 para la causa.
Para esos días, los rumores de que Madonna había contraído la enfermedad comenzaron a circular fuertemente y en esto se basó el discurso de la cantante: «Cuando surgieron los rumores de que yo era seropositivo, pensé, bueno, alguien se aburre realmente hoy. . . Vamos a inventar una verdadera historia jugosa. Traté de ignorarlo, pero continuaban. . . En lugar de apuntar con el dedo a las personas y hacer una cacerías de brujas y condenar mutuamente por estilos de vida y preferencias sexuales, todos debemos unirnos para combatir esta enfermedad. . . pero no lo hacemos. Porque tenemos miedo. Estamos asustados de nuestras pieles para afrontar la verdad de que el SIDA no es una enfermedad gay, es una enfermedad humana… Ahora no soy VIH positiva, pero ¿y si lo fuera? Tendría más miedo de cómo la sociedad me trataría por tener la enfermedad que la propia enfermedad. Si esto es por lo que tengo que pasar con mi participación en la lucha contra esta epidemia, entonces que así sea…No tengo miedo de estar asociada con personas con VIH positivas, y no tengo miedo de amar a las personas que son VIH positivas. Porque su calvario es más importante que el mío, porque su coraje es más grande que el mío, porque por lo que están pasando es real. Y si podemos aprender a lidiar con lo real, y nuestros miedos, entonces tengo la esperanza de que podamos vencer esta enfermedad «.
DIVINA MADONNA 
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