“Nuestro primer encuentro en New York con Madonna fue abrasivo, lo menos parecido a algo cálido y amigable, pero había algo en ella que gritaba éxito…Aún así era incómodo estar cerca de ella”.
Durante los 80s, Ron Weisner fue el manager de algunas de las estrellas pop más grandes del planeta. Desde Madonna a Michael Jackson, Paul McCartney y George Michael; Weisner los ha conocido a todos. En su nuevo libro: “Listen Out Loud: A Life in Music – Managing McCartney, Madonna y Michael Jackson”, (publicado por Lyon Press en junio de 2014) Weisner describe a Madonna como una diva grosera y una de las personas más desagradables que haya conocido.
Ron Weiser era ya un poderoso en la industria musical cuando se encontró por primera vez con la “iniciada” Madonna a principios de los 80s a través de su socio Freddy DeMann. Aquella joven oriunda de Michigan era todo un torbellino cuando entró en las oficinas de Weisner en New York. Durante una entrevista para el “Daily Mail”, Weisner recuerda:
“Ella no era por cierto, ni la mejor cantante ni la mejor bailarina que haya conocido. Pero le sobraba confianza y determinación. Había algo de grosería y testarudez que no había visto antes. Ella era la tormenta perfecta en el momento perfecto. Tenía la ropa, la actitud, las canciones pegadizas. Y ella tenía una actitud de no importatle nada con respecto a la fama. No tenía dudas (y ella creo que tampoco) que iba a ser una estrella masiva. Ella deseaba fama y fortuna con cadafibra de su cuerpo. Y haría cualquier cosa por obtenerlo. Su objetivo desde el comienzo era impresionar, desde la manera de vestir, actuar o moverse en el escenario. Ahora con estrellas como Miley Cyrus, hay muy poco con lo que se pueda escandalizar, pero en ese tiempo, nadie había llegado tan lejos como Madonna. Ella tomaba toda la atención y aún lo hace. Sólo tienes que ver como se comporta ahora, con sus noviecitos y la manera que ella aún expone su cuerpo en cada oportunidad. Funcionó bien cuando tenía veinte añños, pero para una mujer de más de 50, demuestra desesperación».
Luego continúa: “Recuerdo en un concierto en Seattle. Con niño en la audiencia de 12 o 13 años con sus madres. Le dijimos que bajara el tono sobre el escenario, por supuesto que ella hizo todo lo contrario. Ella fue altamente provocativa a nivel sexual y las madres abandonaron el lugar con sus hijos y las podías oír hablar escandalizadas por lo que había visto en el escenario. Pero a Madonna no le importaba. Ella decía: ‘esto es lo que hará que la gente hable de mi. Esto me convertirá en estrella’. Pero esa no era la clase de fama con la que yo quería verme involucrado”.
Un par de años después, Weisner viaja a Italia para filmar el video de “Like a Virgin” que posicionaría a Madonna como una gran estrella y ayudaría a convertirla en un ícono pop mundial. Pero luego de varios días turbulentos en la locación en Venecia, fue según las palabra de Weisner “como si una furia se hubiera desatado”. Según él, Madonna se la pasaba constantemente gritando al equipo entre las tomas. “Ella se la pasaba gritando continuamente. Diciendo que eran un grupo de idiotas. Cuando le contesté ella me obligó a retirarme del set durante todo el día. Sabía que ´Like a Virgin’ la convertiría en una estrella global, y así fue, pero también sabia que debía alejarme de ella. No había dudas de su talento y ambición, pero llamarla una verdadera diva es demasiado. En todos mis años en el negocio de la música, ella fue una de las personas más desagradables con las que tuve que lidiar. La filmación del video de “Like a Virgin” hizo darme cuenta de que la vida es demasiado corta para lidiar con gente como Madonna. Seguramente, yo hubiera ganado millones en regalías, pero nada vale tanto como para vender tu alma al diablo. Yo tenía verdaderos artistas como Paul McCartney, así que tuve que alejarme”.
Weisner dejó de representar a Madonna en 1985, cuando su ex- socio Freddy DeMann, se quedó solamente con ella hasta 1997 ganando fortunas en el proceso. “Cuando hablamos del tema le dije: tu puedes quedártela; ambos son iguales…Sentí como si me hubiera liberado de un gran peso. No me agrada Madonna y yo no le agrado a ella. No me malinterpreten, tengo mucho respeto por ella como artista y empresaria. Ella aprendió desde temprano como manejar a la prensa, crear controversia, llevar todo al extremo y más y convertir todo eso en una ganancia comercial. Sabía que para ella el cielo era el límite. Solamente, yo no quería estar cerca. No me arrepiento ni un solo segundo en dejarla ir”.
Mientras Weisner aún sigue pensando que Madonna es la misma mujer que él conoció amargamente hace más de treinta años y usa su libro para ventilar sus frustraciones, eso no cambia el hecho de que todos nosotros aún disfrutemos del inmenso placer de ver el video de “Like a Virgin” en toda su gloria.
DIVINA MADONNA 
Pingback: 006: PLATAFORMA | THE M MAGAZINE